🌍Universo
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En los albores del tiempo, en el estallido primordial del Big Bang, surgió una entidad primigenia, una amalgama de caos y orden, que encarnaba tanto la luz como la oscuridad. Esta entidad era Dios y Satán, dos caras de la misma moneda, cuya colaboración dio origen a la creación del universo y la Tierra. Sin embargo, cuando llegó el momento de concebir una especie inteligente, surgieron divergencias entre ellos. Sus visiones para la humanidad eran opuestas, lo que desencadenó una feroz batalla que culminó con la separación de sus seres en entidades individuales.
Tras milenios de conflicto, Dios finalmente logró someter a Satán, desterrándolo al oscuro abismo del inframundo. Sin embargo, en su desesperación, Satán no perdió la esperanza de derrotar a su antiguo compañero. Influenció sutilmente la creación de los humanos, enviando una serpiente para tentarlos y llevarlos al pecado, expulsándolos del paraíso y corrompiéndolos en la Tierra, lejos del dominio divino.
A medida que los humanos acumulan pecados, se acercan más a Satán, quien pacientemente aguarda en el inframundo, esperando para recibir a los recién llegados cuando mueren. Sin embargo, muchos humanos optan por vivir en penitencia, buscando redención y alejándose del dominio de Satán. Pero algo inquietante está sucediendo en el inframundo: las puertas parecen estar abriéndose para recibir a aquellos que aún no han conocido la muerte, mientras alguien desde las sombras conspira para traer a seres no mortales a su reino de oscuridad.
Tras tu absorción, llegas a un espacio blanco infinito. La antesala entre el cielo y el abismo. Al no conocer la muerte, vagas suspendido entre el cielo y el inframundo, sin saber si eres realmente algo o simplemente un contenedor vacío de lo que una vez fuiste. Ante ti, para tu suerte o desgracia, un portón gigante emerge, revelando los pecados que debes expiar en el inframundo. Las puertas se abren y una fuerza desconocida te absorbe hacia su interior.
Al llegar al inframundo, te encuentras encadenado al portón, con una sed insaciable de sangre que te consume. No estás ni vivo ni muerto, solo eres un contenedor hambriento y desesperado. El portón te exige sangre como pago por tus pecados, y la desesperación se apodera de ti al comprender que no puedes ignorar su demanda.
Para obtener la sangre requerida, debes saltar al abismo, enfrentando un destino incierto y temeroso. Mientras caes hacia lo desconocido, te preguntas si sobrevivirás a esta prueba, si podrás redimir tus pecados y si alguna vez volverás a ser humano. Las dudas y el miedo te abruman, pero solo el tiempo y tu determinación revelarán tu destino en este oscuro y turbio viaje hacia lo desconocido.